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jueves, 16 de agosto de 2018

MENOS MUERTES EN VERANO QUE EN INVIERNO


Solo una burda manipulación de los datos permite mantener la idea del efecto mortal de las temperaturas más altas


En verano, el tema recurrente y además tratado de forma claramente alarmista por los medios, es el de la incidencia del calentamiento global en la mortalidad. Se aprovecha la mayor o menor frecuencia de las olas de calor, por otra parte normales en nuestras latitudes, para generar la impresión de un aumento de las muertes por efecto del calor. Los datos reales nos informan de otra cosa, en este caso absolutamente contraria.
     





















Utilizando los datos oficiales de fallecimientos en España del Instituto Nacional de Estadística, he representado la gráfica comparativa de los meses de verano (junio, julio y agosto) y de invierno (Diciembre, Enero y Febrero) desde 1975. He añadido en los últimos  años el carácter frío o cálido de cada estación según los ha clasificado AEMET. La tendencia al aumento absoluto de las defunciones en ambas estaciones es lógica y se basa en el hecho evidente de la mayor población y su propio envejecimiento. Por otro lado es evidente la mayor mortalidad en invierno que en verano.
   




La gráfica del verano tiene menos variabilidad probablemente porque el comportamiento de la meteorología es más regular que la del invierno y son los episodios fríos del invierno los que desencadenan la mortalidad. En cuanto al verano lo primero que salta a la vista es el pico del 2003, provocada por las agobiantes temperaturas de ese año. Dentro de la tendencia general y siempre con número inferior al invierno se destacan los últimos dos años 2017 y 2016 pero no parecen incidir demasiado en la tendencia general.

En cuanto al invierno es mucho más distinguible el efecto de los años fríos sobre el de los años no fríos. La única curiosa disfunción es la del último invierno (2018) que fue clasificado como "NORMAL" por AEMET, pero que presenta datos de defunción de años fríos o muy fríos. Una explicación puede ser que tienen más incidencia los episodios que las propias medias estacionales. También es posible que muestren fallos en la propia observación. En fín.....

En cualquier caso si representamos las diferencia entre las defunciones de invierno y las de verano es fácil ver que aumenta en la serie, lo que desmonta toda interpretación catastrofista asociada al aumento de las temperaturas. La conclusión más correcta es que un clima global más cálido es más favorable para la actividad y vida humanas. La Historia es también testigo de ello.


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