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domingo, 23 de marzo de 2025

HACIA UNA NUEVA GLACIACIÓN

 Una nueva línea de investigación parece confirmar la idea tradicional sobre la próxima era glaciar


Según Imbrie: "la tendencia de enfriamiento a largo plazo que comenzó hace unos 6000 años atrás continuará durante los próximos 23000 años" Imbrie J, Imbrie KP (1986) Ice Ages: Solving the Mistery Harvard University Press. p. 158

John Imbrie, durante los años 70 del pasado siglo, fue capaz de demostrar con datos paleoclimatológicos la teoría sobre las variaciones en los ciclos glaciares basados en los ritmos astronómicos de la órbita terrestre en torno al Sol de Milankovitch. 

La teoría de Milankovitch sugiere que los avances y retrocesos de las enormes capas de hielo continental sobre el Hemisferio Norte, durante las glaciaciones, se producen por ligeros cambios en la inclinación del eje de rotación de la Tierra con respecto al plano orbital (oblicuidad), y de la geometría de la órbita de la Tierra con respecto al Sol, que influencian la distribución estacional de la radiación solar entrante. 

Cambios en la inclinación del eje rotacional de la Tierra con respecto al plano orbital (oblicuidad) causa variaciones en la estacionalidad con un período de 41000 años y afecta fuertemente a la energía total recibida en altas latitudes. La precisión del eje rotacional y de su órbita causa variaciones en el momento del solsticio con respecto a la distancia Tierra-Sol, con un período de 21000 años. La precesión tiene la mayor influencia sobre el pico de intensidad de verano en las medias y altas latitudes. La forma de la órbita de la Tierra (excentricidad) también varía de mas a menos circular, con un período de 100000 años (y de 400000). La excentricidad tiene su mayor influencia sobre la amplitud de la precesión.

Todos estos movimientos generan cambios cíclicos en la cantidad de energía absorbida en las altas latitudes del Hemisferio Norte que favorecen o desalientan el avance de los glaciares en las mismas, haciendo disminuir o aumentar la temperatura general del planeta. 



Stephen Barker y otros han publicado en la revista Science un nuevo trabajo que puede ser definitivo en cuanto a fijar los tiempos de los procesos de glaciación y desglaciación que marcan la actual era glacial y el progresivo enfriamiento de la Tierra que se aceleró hace entre 2 y 3 millones de años.

"Distinct roles for precession, obliquity, and eccentricity in Pleistocene 100-kyr glacial cycle" https://www.science.org/doi/10.1126/science.adp3491

Milankovitch desarrolló su teoría a principios del siglo XX, pero no se pudo probar hasta que Hays, Imbrie y Shackleton presentaron su primera robusta evidencia geológica en 1976. La identificación de los períodos típicos de precesión y oblicuidad confirmaron que ambos parámetros deben jugar algún papel en los ritmos de los ciclos glaciares del Pleistoceno, pero sus exactos roles permanecen dudosos. Además, la observación de una fuerte periodicidad de 100000 años es difícil de reconciliar con la débil influencia directa de la excentricidad. 

Desde entonces, ha habido muchos intentos para diferenciar entre la importancia relativa de la precesión frente a la oblicuidad, especialmente en el proceso de desglaciación. El mayor obstáculo para eludirla es la dificultad en identificar los tiempos absolutos para los paleoregistros con suficiente precisión para diferenciar entre la influencia directa de otros parámetros. En este estudios se tomó una aproximación alternativa que evita la necesidad de tal precisión; se fijaron en la morfología de desglaciación-glaciación y los comparamos con los ritmos orbitales.

RESULTADOS

  • El camino a la glaciación se produce por la progresiva disminución de la inclinación del eje de rotación afectando a las altas latitudes
  • Hay una fuerte correlación entre la duración de la desglaciación y el desfase de la precesión con respecto a la oblicuidad
  • Una prolongada desglaciación ocurre cuando el cambio en precesión responsable empieza antes del respectivo cambio de fase de la oblicuidad, retrasando efectivamente la retirada hacia el norte de las masas de hielo hacia su estado interglaciar
  • Finalmente, los picos de precesión que llevan a la terminación (que siempre coinciden con una oblicuidad creciente) van directamente después de un mínimo en la excentricidad


CONCLUSION

Los resultados sugieren que los ciclos de 100000 años del medio y reciente Pleistoceno son en gran medida determinísticos, permitiéndonos predecir la ocurrencia y duración de todos los períodos glaciares y desglaciares de los pasados 900 kyr sobre la base de los ciclos orbitales exclusivamente. Esto nos permite hacer estimaciones de primer orden acerca del futuro del clima de la Tierra, suponiendo la ausencia del forzamiento por CO2.

La morfología de los ciclos glaciares reflejan la geometría orbital de la Tierra.

Las variaciones en la duración interglaciar está dominada por la fase desglaciar, la cual es función del desfase entre la precesión y la oblicuidad. La terminación glacial empieza con el primer pico de precesión que empieza mientras que la oblicuidad está aumentando, después de un mínimo en la excentricidad. La incepción glaciar luego sigue con el siguiente descenso en la oblicuidad.

Como vemos en la figura, y basándonos en sus conclusiones científicas, el ciclo actual bascula hacia una nueva glaciación, cuyo máximo se alcanzará dentro de unos 10.000 años. La oblicuidad, cuyo máximo de 24º ha quedado atrás siendo ahora de 23,5º, irá disminuyendo. Según el IPCC (2.3.1.1.2) el máximo cálido del interglaciar ocurrió hace unos 7000 años y que hay una tendencia a largo plazo de enfriamiento de las medias y altas latitudes del Hemisferio Norte en los últimos 5000 años, y que fue 1ºC superior a la de 1850-1900, y aún mayor en la zona ártica. 


Como vemos en los paleoregistros, los interglaciares son de duración breve, entre 10000 a 20000 años. En el actual llevamos unos 12000 años. La salida de un interglaciar hacia un glacial es relativamente rápido, como se puede ver por ejemplo en la subida del nivel del mar. Tal vez la inyección de gas CO2 en la atmósfera de origen antropogénico, aunque la atribución de su influencia se exagere, pueda servir paradójicamente de posible "antídoto" contra auténticas próximas crisis climáticas que pueden producirse en ese camino. Tengamos en cuenta que durante el máximo glaciar gran parte de Europa sería prácticamente inhabitable. En cualquier caso el camino hacia ese máximo nos enfrentarían a condiciones de vida progresivamente cada vez más difíciles.  




jueves, 27 de febrero de 2025

La fantasmagórica existencia de la isla térmica urbana

 

El supuesto nulo efecto de la isla de calor sobre las series de temperaturas es un resultado de la prestidigitación estadística con falso formato científico


En una de sus elucubraciones sobre el calentamiento global, Maldito Clima, que se define a sí mismo como un espacio periodístico  para luchar contra la desinformación sobre el cambio climático, pretende desprestigiar a los que aseguran (aseguramos) que el efecto de calentamiento generado artificialmente por los entornos construidos que rodean a los observatorios, y que a lo largo de los años han quedado subsumidos en el interior de ciudades, produce un efecto espurio en las mismas.  




Según el IPCC, en cuya explicación se apoya Maldito Clima, el efecto isla de calor si existe, pero las tendencias en un observatorio urbano y en uno rural es el mismo: ¿Dónde está la trampa?. El truco consisten en deformar el propio concepto de isla de calor y en segundo lugar considerarlo como algo estático para despistar a los inadvertidos.

El efecto de isla de calor, con temperaturas progresivamente más altas según crecen la ciudades, se han generado en casi todo el mundo en un larguísimo proceso de urbanización que se produjo en gran medida desde el siglo XIX, y especialmente durante la segunda mitad del siglo XX por la utilización de materiales como el cemento y asfalto, grandes concentradores de calor, y por la propia trama urbana moderna, con grandes edificios, muchas veces con altas densidades, como por ejemplo en Madrid.

Un observatorio en el interior de una ciudad del siglo XIX, no solo era afectado por el propio crecimiento de la ciudad sino también por una ubicación inadecuada y una cercanía al mismo de materiales absorbentes del calor. Como ejemplo nos puede valer lo que ocurrió con el propio observatorio de El Retiro, localizado adecuadamente desde mediados del siglo XIX en la conocida zona ajardinada de la capital. La ciudad fue creciendo sobre todo en ciertas direcciones, pero el entorno este de ese parque permaneció con entorno rural hasta los años 50 del siglo XX. A finales de los años 50 y en los 60 se construyó el barrio de Moratalaz, quedando cerrado con cemento y asfalto todo el entorno del parque de El Retiro.

Para Maldito Clima esto es "Una narrativa dice que esto “exagera” el calentamiento global porque los termómetros que antes estaban en el campo ahora están dentro de las ciudades que han crecido, arrojando temperaturas más altas". "Esto es desinformación: tanto las ciudades como los entornos no urbanos muestran tendencias similares de aumento de temperatura. De hecho los propios estudios de AEMET sobre la temperatura media de España lo ha determinado".

Se pueden comparar las series de temperatura de los observatorios de El Retiro y el de Navacerrada (que no sufre de isla térmica urbana aunque puede tener otros problemas con los métodos de observación) para comprobar que, en los años de crecimiento urbano del entorno de El Retiro, se produjo una divergencia entre las mismas. Hay que explicar que cada huella de isla térmica es única y que hay dos efectos superpuestos: el del crecimiento general de una ciudad y los efectos térmicos de las superficies "contaminantes" cercanas a los propios sensores de la temperatura. Para mayor información ir a "Observatorios chapuceros".



La única explicación para que el IPCC justifique que series urbanas y no urbanas tengan las mismas tendencias solo puede basarse en la equívoca premisa de una ciudad sin crecimiento. No obstante, la mayor refutación se puede leer en los propios estudios sobre la temperatura de España realizada por AEMET. 

https://www.aemet.es/documentos/es/conocermas/recursos_en_linea/publicaciones_y_estudios/publicaciones/NT31_AEMET/NT_31_1_Analisis_temp_rejillas.pdf

En este documento se describe la forma de cómo se generan las “rejillas” mensuales de alta resolución para el período 1961-2018 con los datos de su banco de datos, una especie de interpolación. La idea es aprovechar la mayor cantidad posible de datos del mismo. Es decir se utilizan no solo los más evidentes de los observatorios principales como los de los aeropuertos o capitales de provincia sino otros muchos que, aunque con numerosas lagunas, abarcan muchas zonas poco pobladas de nuestro país. Luego se comparan con las 42 estaciones de referencia que se usaban antiguamente para la descripción del clima. Es curioso observar las diferencias.

La comparativa de ambas series se analiza en el tomo 2:

https://www.aemet.es/documentos/es/conocermas/recursos_en_linea/publicaciones_y_estudios/publicaciones/NT31_AEMET/NT_31_2_Analisis_temp_series.pdf



Hay una gran diferencia en los valores medios, siendo más elevados los de las estaciones de referencia. Eso es obvio dada la diferencia de altitud media de ambas series, unos 300 metros mas de altitud en los de la generación de rejillas, dado que las de referencias suelen ser aeropuertos o ciudades: “Las diferencias de temperatura observadas son de alrededor de 1 ºC en la temperatura media de las máximas y sensiblemente mayor, ligeramente por encima de 1,5 ºC, para la temperatura media de las mínimas”. 

Una de las cosas mas llamativas es la diferencia en las tendencias de temperatura que pasa de los 0,3ºC por década a los 0,2ºC, diferencia sustancial y que desmiente las premisas de Maldito Clima. Esta fuerte corrección de la tendencia de la temperatura de las últimas 6 décadas ponen en duda la propia precisión de las medidas de la misma, principal afirmación para justificar la existencia del calentamiento global.

Además, las diferencias de los valores medios se acentúan a  partir del final de los años ochenta, justamente cuando se inició la progresiva sustitución de las observaciones con termómetros clásicos por mediciones con resistencia de platino. Esto genera distorsiones que ya he explicado en anteriores artículos. 

En la figura de abajo, extraída de esas publicaciones, se contabilizan el número de estaciones de medida de la temperatura y también su modo de operación. Los que constan como diarios significa que la medida de las temperaturas máximas y mínimas (con las que se calcula la media) se hace una vez al día. Las que tienen datos horarios son estaciones automáticas con sensores de resistencia de platino que se fueron instalando a finales de los ochenta, sustituyendo progresivamente a las anteriores. 

Si nos fijamos en la evolución comparativa de las máximas y mínimas podemos extraer nuevas conclusiones. La diferencia entre los valores medios que se obtienen con los dos métodos varía a lo largo del periodo estudiado, siendo más marcado el aumento de la diferencia en la temperatura media de las máximas que en la temperatura media de las mínimas (Figura 4 abajo). 

En el caso de las mínimas, se observa un aumento de la diferencia en la segunda mitad de los años 1960, manteniéndose sin grandes variaciones a partir de 1971. En las máximas, en cambio, el aumento de la diferencia es más progresivo y prolongado, extendiéndose a lo largo de los años 1980 y 1990, mientras que la diferencia permanece aproximadamente constante al comienzo y al final del periodo analizado.

 Las diferencias entre las temperaturas mínimas se estabiliza en la década de los ochenta y, como afirma el propio estudio de AEMET, se relaciona con el efecto urbano debido al crecimiento de las ciudades españolas hasta el final de los setenta. El tema de las máximas tiene su propia historia, aumentado sobre todo a partir de los años noventa cuando se sustituyeron los termómetros clásicos por los de resistencia y, también, por la incorporación ya a principios de este siglo de las antiguas garitas grandes de Stevenson por las modernas, con menor inercia térmica.


Todas estos razonamiento sobre los cambios en los métodos de observación de temperatura están desarrollados en anteriores artículos de este blog:

https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2017/08/olas-de-calor-y-termometros-desaforados.html

 https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2019/03/records-de-calor-y-termometros.html

https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2019/08/olas-de-calor-o-termometros-desaforados.html

 https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2023/08/olas-de-calor-o-termometros-desaforados.html

Para concluir, comentar que los efectos espurios debidos a los inadecuados materiales que forman el entorno cercano de los sensores de temperatura requieren una atención especial. Repasando a vista de pájaro los observatorios oficiales, es fácil detectar una gran cantidad de los mismos con problemáticos emplazamientos y entornos.

Incluso algunos catalogados como no urbanos como Daroca (Zaragoza) o Villanueva de la Cañada, en realidad están rodeados de entornos fuertemente artificiales con carreteras o aparcamiento asfaltados, y construcciones. 






domingo, 9 de febrero de 2025

SOBRE LA CRECIENTE MASA DE HIELO CONTINENTAL ANTÁRTICO

 El hielo continental antártico se acumula más rápidamente desde comienzos del siglo XIX



El continente antártico, abarcando todas las altas latitudes que rodean al Polo Sur, tiene una extensión de 14 millones de kilómetros cuadrados, como unas 28 veces España. El 98% está cubierto de hielo que se forma por acumulación, sin apenas deshielo salvo en sus bordes y en la Península Antártica, con un espesor medio de 1,9 kilómetros. 

Teniendo en cuenta que la temperatura media de la Antártida es de unos -20ºC (-50 en su interior y -10 en sus litorales), aunque se produjera un aumento significativo de las temperaturas no tendría consecuencias dramáticas. Además cada aumento de un grado supone un aumento de las precipitaciones en forma de nieve por lo que siempre ha habido mucho debate sobre si un calentamiento global provocaría un aumento o disminución de la masa de hielo allí.



En abril del año pasado se publicó un artículo que aborda el problema. Ya se habían  hecho anteriormente estudios de núcleos de hielo antárticos. En este caso se realiza uno nuevo en la estación Vostok, de gerencia rusa, para analizar la variabilidad del balance de masa en los pasados 2200 años. 

Recent increase in the surface mass balance in central East Antarctica is unprecedented for the last 2000 years. Alexey Ekaykin et al, 2025.

https://www.nature.com/articles/s43247-024-01355-1

Se ha encontrado un incremento del 24% del ritmo de acumulación de nieve desde el comienzo del siglo XIX, que se reafirma con los datos recogidos ya por los instrumentos de los últimos 52 años. Esta última no tiene precedente en la era preindustrial (2,25 gr/cm2año). Cada grado que sube la temperatura equivale a un incremento del 11% de masa de nieve.

Los datos conocidos, hasta la publicación de este estudio en la Antártida centro oriental, sugerían que la nieve acumulada decreció desde el años 1000 hasta el principio del siglo XIX. Está basado en 3 puntos: Droning Maud Land (DML), el Polo Sur y el domo Fuji. Los dos últimos cubren los últimos 2000 años mientras el primero se hasta los últimos 740 año.

Hay que recalcar que este se produce desde el comienzo del XIX, es decir, mucho antes de cualquier influencia antropogénica por incremento del CO2 como una reacción a la temperatura creciente. Esta conclusión está basada en una compilación de 175 muestras de hielo y nieve compactada pero están distribuídas de forma irregular: la mayoría en la DML, algunas en la costa de Antártida Oriental y solo unas pocas en la vasta zona de meseta de la Antártida Oriental.



El estudio con nuevas series que cubren los últimos 2 milenios de la Antártida Oriental se combinan con los datos instrumentales de los últimos 52 años para: confirmar el incremento de los últimos 200 años en la Antártida central, examinar si los presentes valores exceden los límites preindustriales e investigar la sensibilidad con respecto a la temperatura.

 Los datos de la variablidad temporal del balance de masa de superficie durante los últimos 2200 años en la Antártida Central (Vostok) confirma la tendencia típica para toda la Antártida: fue estable o ligeramente decreciente hasta el comienzo del siglo XIX seguido por un agudo incremento en la acumulación de nieve durante los últimos 200 años. El incremento está relacionado con el calentamiento cerca de la superficie, aumentando un 11% por cada grado. En el resto de los estudios hechos en esa zona se producen valores parecidos por lo que se puede decir que es valido para toda la meseta de la Antártida Oriental.

En la figura de abajo cabe destacar la línea azul pálida del estudio, con incrementos claros a fines del siglo XIII y a principios del XIX. La azul oscura está basado en observaciones directas de las últimas décadas. En los estudios anteriores del Polo Sur y Domo Fuji también se pueden deducir el óptimo cálido romano y el medieval, aunque todas estas conclusiones siempre estarán sujetas a discusión. 


En cualquier caso la Antártida es un quebradero de cabeza para los afectos al calentamiento global ya que los datos que se pueden conocer contradicen en gran medida cualquier efecto sobre el continente helado irremisiblemente. En un artículo anterior ya comenté que en los últimos años (2010-2021) la misión CryoSat-2 detectaba un ligero aumento del espesor medio de hielo.

https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2023/06/mas-hielo-en-la-antartida.html

 


En cuanto a la medida objetiva de la temperatura en esa zona continental, abajo represento la evolución en 46 años de la temperatura medida desde satélite, con datos de la Universidad de Alabama Huntsville. La tendencia es de 0,09ºC en esos años, lo que supone unos 0,4ºC en esos 46 años. 

https://www.nsstc.uah.edu/data/msu/v6.1/tlt/uahncdc_lt_6.1.txt



martes, 28 de enero de 2025

OBSERVATORIOS METEOROLÓGICOS CHAPUCEROS (2): VALENCIA

 Este observatorio arrastra todos los defectos históricos típicos de los observatorios de serie larga de capitales provinciales


Aunque se presume de tener datos desde 1869, el comienzo de la serie continua según AEMET se sitúa en 1937, suficiente para una fuerte impronta del crecimiento urbano, con fuerte densidad de edificios como se observa por satélite. El día 27 de enero último batió su récord de temperatura máxima, con 26,9ºC. El anterior era muy reciente, del 2018, con 26,6ºC.


Dentro de la ciudad, pero en zona más moderna y más cerca del mar, donde se localiza la Universidad, hay otro observatorio oficial: Valencia (UPV). La prueba más evidente de la existencia de la influencia de la isla urbana o de una localización inadecuada, consisten en ver que ese mismo día hubo una máxima en ese observatorio de 25,5ºC, una diferencia de 1,4ºC. Por cierto un valor (desprovisto de centésimas por supuesto) parecido a la del supuesto recalentamiento mundial. También cabe suponer que la cercanía al mar favoreciera la entrada de una brisa marina más fresca.





Pasando ya al observatorio de Valencia, se sitúa, alejado del mar, en una zona fuera del antiguo casco urbano, pero rodeado en cualquier caso por fuerte trama urbana que con toda seguridad no era tal en 1937. La afectación de las temperaturas extremas al alza es una consecuencia elemental de esa situación. 





La localización del jardín meteorológico, aunque cercano a un parque, esta influenciado claramente por gran cantidad de superficies artificiales como edificios, carreteras y superficies asfaltadas en general, a unos 10 metros de los sensores de temperatura, incumpliendo los estándares admitidos por la Organización Meteorológica Mundial. Si a eso unimos los posibles abrigos, diferentes a las antiguas y robustas garitas Stevenson, y los sensores de mucha menor inercia, la difícil comparación entre medidas después de un siglo resulta en discrepancias equivalentes a "un cambio climático".




domingo, 19 de enero de 2025

OBSERVATORIOS METEOROLÓGICOS CHAPUCEROS (1): MOGÁN

 Los récords de temperaturas oficiales suelen estar asociados a localizaciones e/o instalaciones e/o instrumentos inadecuados

Comienzo la serie con el novedoso récord de mínima nacional de diciembre. Qué sea en Canarias es lógico, pero lo sorprendente es que la diferencia con el anterior es de casi 2ºC, lo que induce a pensar inevitablemente en el "cambio climático". Es de 25,9ºC en el puerto de Mogán, isla de Gran Canaria. El anterior era de 24ºC, Tacorón, en la isla de Hierro.



He utilizado la geolocalización de AEMET del observatorio que lo sitúa en el extremo de un malecón. 
La localización suele ser aproximada, con unos metros de diferencia y dado que zenitalmente no se puede ampliar mejor voy a hacer uso de google earth street view.

En el extremo del muelle señalado no hay ningún signo de observatorio de ningún tipo:


En el edificio cercano se sitúa un edificio oficial, las oficinas del Puerto de Mogán, y, sorprendentemente, en su techo se divisa, además de algunas antenas de comunicaciones, lo que parece ser un observatorio meteorológico. Su situación contradice cualquier normativa de la Organización Meteorológica Mundial sobre las condiciones imprescindibles para que sea aceptada una observación meteorológica: situado en una azotea a muchos metros del suelo, sobre una superficie artificial y un entorno también de mera construcción. El resultado final es de unas anomalías artificiales de calor generado por esas superficies y especialmente afectando a las temperaturas mínimas.







sábado, 11 de enero de 2025

CHIRINGUITOS CLIMÁTICOS (1)

 ¿Qué tiene que ver el cambio climático con la investigación sobre el cáncer? La creativa progre no para

El Centro Nacional de Investigación del Cáncer (CNIO) sustenta un "proyecto" llamado CNIO-Arte, que no parece tener nada que ver con los objetivos de la institución y que define en su página web:

"Como ampliación del proyecto CNIO Arte que, desde 2018, cada año invita a un científico y un artista de gran proyección internacional a explorar territorios comunes para la creación de una o varias piezas artísticas, nacen los Simposios de Arte y Ciencia, que reúnen a reconocidos profesionales de distintas disciplinas para reflexionar y dialogar sobre la temática elegida en consonancia con la edición de CNIO Arte de cada año."

https://www.cnio.es/cnio-y-sociedad/simposios-de-arte-y-ciencia/







“CNIO Arte es la iniciativa del CNIO, con el apoyo de la Fundación Banco Santander, para impulsar el diálogo entre artistas y científicos”

“CNIO Arte es la iniciativa del CNIO, con el apoyo de la Fundación Banco Santander, que promueve el diálogo entre artistas y científicos/as como forma de transmitir la importancia de la ciencia a la sociedad”. 

El "proyecto" va por su séptima edición. Esta séptima edición de CNIO Arte se ha centrado en el cambio climático. Sus protagonistas viajaron a un escenario en el que las consecuencias de este fenómeno global se dejan sentir a un ritmo mayor que en el resto del planeta: el Ártico. A partir de su estancia el pasado agosto en el archipiélago de Svalbard (Noruega), Dora García creó la pieza audiovisual END (dos prólogos).

 “El cambio climático es hoy uno de los grandes problemas para la humanidad”, dijo Maria A. Blasco. “Contemplar la obra me hizo pensar que el mensaje de la ciencia respecto al cambio climático es muy claro, transparente; el del arte en cambio es más personal y sujeto a la interpretación, pero igualmente necesario”.

https://theobjective.com/espana/2025-01-03/directora-cnio-pareja-hijo-viaje-artico/



https://theobjective.com/espana/2025-01-03/directora-cnio-pareja-hijo-viaje-artico/

“Según dijo el comité de empresa del centro al portal de transparencia, en el viaje participó la artista Dora García, el investigador David Nogués-Bravo, un sonógrafo, el director de CNIO-Arte, Juan de Nieves, la directora del CNIO, María Blasco y, «al menos, otras dos personas». Ahora THE OBJECTIVE ha podido conocer el nombre de estas dos personas que, junto a Blasco, viajaron a uno de los lugares más inhóspitos del planeta para algo que nada tiene que ver con la actividad del centro. Un viaje que, sin embargo, fue pagado con fondos del CNIO”

Según The Objectiv se gastaron casi un millón de euros en un año y cerca de tres milones entre 2018 y 2023 en actividades artísticas. El CNIO tiene un déficit de 4,5 milones de euros y ha perdio el 22% de sus ingresos durante el mandato de María Blasco. 



domingo, 8 de diciembre de 2024

¿Realmente hay cambio climático en el Mediterráneo español?

 Los datos sobre la supuesta evolución del clima en esa zona durante las últimas décadas no son ni mucho menos concluyentes


Las series largas de precipitación de más de 100 años son imprescindibles para poder analizar realmente lo que ocurre con el Clima de una región. Desgraciadamente las mismas son escasas y de poca fiabilidad. No obstante, a propósito de las lluvias torrenciales de Valencia, se están colando en los medios de comunicación una serie de afirmaciones que quieren empujar a la opinión pública hacia una versión acientífica del problema.

El estudio hecho sobre la Demarcación Hidrográfica del Segura (DHS) es interesante, porque esta hecho para una de las regiones más áridas de Europa que presenta unas características de régimen de precipitación, con largos períodos de sequía interrumpida con algunas intensas precipitaciones. Además utiliza series de 70 años, no largas pero esclarecedoras si tenemos en cuenta de los vaticinios del cambio climático y su supuesta aceleración, con emergencia incluída. En cualquier caso es lo que hay.

https://aemetblog.es/2021/02/14/caracterizacion-de-la-variabilidad-interanual-de-las-precipitaciones-diarias-en-la-demarcacion-hidrografica-del-segura-parte-i/?amp=1

El objetivo del mismo es la caracterización de la variabilidad interanual de la serie regional de precipitación diaria en la DHS en los últimos 70 años. 



El valor medio de la precipitación acumulada anual (abajo) en la DHS es de 342 mm con gran variabilidad interanual, con años por debajo de los 200 mm y otros por encima de los 500. Hay una ligera tendencia al alza, aunque no es significativa estadísticamente. Esta falta de tendencia a la disminución a escala anual entra en contradicción con las previsiones de cambio climático, que debería imponer un descenso de las mismas. A escala mensual se observa una tendencia negativa en junio (2 mm por década) y positiva en setiembre (2,4 mm por década), lo que parece indicar un desplazamiento estacional de la precipitación, con adelante del verano compensado por el adelanto del otoño. 


La definición de día de precipitación es la de una precipitación media regional superior o igual a 1 mm. En la DHS el número medio anual de días es de 71.6. La tendencia de la serie anual muestra una disminución significativa de 2.3 días/década. Esta reducción se debe en gran medida al mayor descenso de estos episodios en los meses de junio (-0.6 días/década) y abril (-0.4 días/década) siendo ambos descensos significativos estadísticamente.

Si tenemos en cuenta que no hay menos precipitación anual y esta se distribuye en menos días, evidentemente se dará con mayor intensidad. Otra cosa diferente es si hay más torrencialidad. En este trabajo se presenta el resultado del número de días de más de 40 mm de media en toda la zona, con claro aumento. Dado que la torrencialidad se suele presentar con una escala geográfica menor al territorio estudiado, sería fundamental conocer cual sería el resultado con precipitaciones inferiores, como 30 0 20. 


Para subsanar esto hay otro índice interesante que nos ofrece información sobre la intensidad de las precipitaciones. Es el que mide el porcentaje de la precipitación acumulada anual debido a la ocurrencia de precipitaciones intensas. Se define como evento intenso aquel que sobrepasa el 95% de los días con precipitación. Para esta región es de 15.6 mm.

Aunque con gran variabilidad interanual el porcentaje de la precipitación acumulada por eventos intensos respecto de la precipitación total acumulada es del  22.8%. Hay un año excepcional, el 2019, donde más de la mitad (57.5%) de la precipitación acumulada en el año se debió a la ocurrencia de estos eventos. En cuanto a la tendencia de este índice no se observa ningún cambio significativo a lo largo del período considerado, en ninguna de las tres escalas temporales analizadas.



Se analiza también la cantidad total de precipitación acumulada debido a estos eventos intensos. Los mayores acumulados se producen en la estación del otoño. En cuanto a los acumulados mensuales hay una gran irregularidad a lo largo de los años, siendo octubre el mes en el que se registran cantidades superiores con mayor regularidad, aunque septiembre es el mes en el que se han observado las mayores acumulaciones por estos eventos, adquiriendo una gran relevancia el episodio del año 2019.

En los acumulados anuales por lluvias intensas también hay gran variabilidad, con acumulados máximos por encima de 250 mm, siendo la media anual de 89 mm. Si se analizan las tendencias de estas series tampoco se obtiene tendencia alguna, ni siquiera con el año excepcional de 2019.En conclusión, la serie no es suficientemente larga para detectar ninguna tendencia evidente ni hacia la sequía ni hacia la mayor frecuencia de eventos intensos. Los eventos de 2016 y 2019, que pueden ser puntuales, son los que "empujan" la estadística, pero para tal caso harían falta series centenarias para que fueran concluyentes.