Un nuevo estudio Nature desvela su curso modulado por la insolación máxima y los ciclos de Milankovich
"Seasonal temperatures in West Antarctica during the Holocene"
Jones, T.R., Cuffey, K.M., Roberts, W.H.G. et al. Seasonal temperatures in West Antarctica during the Holocene. Nature 613, 292–297 (2023). https://doi.org/10.1038/s41586-022-05411-8
https://www.nature.com/articles/s41586-022-05411-8
La recuperación de los paleoregistros del clima a largo plazo (como son los testigos de hielo de las zonas heladas) con resolución estacional es poco frecuente, a causa de la dificultad creada por la propia naturaleza de los distintos sedimentos de hielo y por la pequeña resolución de las medidas. El forzamiento de la insolación, agente principal del cambio climático a escala de milenios actúa a través de variaciones estacionale con impactos directos en el clima estacional. Estaba por ver si la sensibilidad del clima estacional a la insolación se corresponde con las predicciones teóricas.
El núcleo de hielo “WAIS Divide” (WDC abajo) se extrajo en un lugar del centro de la Antártida Occidental, a 1040 km del Polo Sur y donde el hielo tiene un espesor superior a los 3.460 metros.
En este estudio se
analiza un registro continuo de proporciones de isótopos de agua en el manto de
hielo de la Antártida Occidental para desvelar los cambios de temperatura de
verano e inviernos durante los últimos 11000 años. Las temperaturas de verano
en esa zona aumentaron a lo largo del comienzo y medio Holoceno, alcanzando un
pico hace 4100 años y, luego, disminuyendo hasta el presente.
Las simulaciones de
los modelos climáticos muestran que estas variaciones reflejan cambios en la insolación máxima del verano, confirmando las conexiones entre la
insolación estacional y el calentamiento, y demostrando la importancia de la
intensidad de insolación mas que la
insolación a lo largo de la estación o que la duración de la estación. Las temperaturas
de invierno variaron menos. Las magnitudes de los cambios de
temperatura de verano e invierno hicieron descender el espesor del manto de hielo
a menos de 162 metros y probablemente menos que 58 metros.
Milankovitch postuló que variaciones en la órbita y del eje
de la Tierra era culpables de los cambios climáticos a largo plazo (decenas de miles
de años). Controlando las temperaturas de verano y la fusión del hielo, la
insolación de verano se cree que genera los cambios de del volumen de hielo global
en los períodos glaciales e interglaciales. Aunque los estudios de modelización
apoyan esta idea, la evidencia empírica deriva casi enteramente de la
reconstrucción de la temperatura media anual o de efectos indirectos.
La ausencia de reconstrucciones de temperaturas
estacionales ha impedido el conocimiento directo del forzamiento de la
insolación, una relación que puede variar geográficamente. No estaba claro que
si los efectos de la insolación de verano eran debidos en primer lugar a su
intensidad máxima, a su intensidad media o a su duración por encima de un
umbral. Este estudio lo hace.
Las temperaturas de verano aumentaron desde el comienzo hasta
el Holoceno medio, hasta un máximo entre hace 5 mil años y 1500, luego decrecieron
hasta el presente con una amplitud de cerca de 2ºC.
Análisis previos con modelos simplificados identificaron la
duración del verano en el Hemisferio Sur como la causa clave del clima ántártico a largo
plazo. Algunos hallazgos paleoclimáticos parecían validar esa afirmación. Pero
los resultados de este estudio demuestran un papel dominante para la insolación
máxima anual para determinar el clima de verano de la Antártida Occidental durante
el Holoceno, sin darle un gran papel a la insolación media o a la duración.