Los datos sobre la supuesta evolución del clima en esa zona durante las últimas décadas no son ni mucho menos concluyentes
Las series largas de precipitación de más de 100 años son imprescindibles para poder analizar realmente lo que ocurre con el Clima de una región. Desgraciadamente las mismas son escasas y de poca fiabilidad. No obstante, a propósito de las lluvias torrenciales de Valencia, se están colando en los medios de comunicación una serie de afirmaciones que quieren empujar a la opinión pública hacia una versión acientífica del problema.
El estudio hecho sobre la Demarcación Hidrográfica del Segura (DHS) es interesante, porque esta hecho para una de las regiones más áridas de Europa que presenta unas características de régimen de precipitación, con largos períodos de sequía interrumpida con algunas intensas precipitaciones. Además utiliza series de 70 años, no largas pero esclarecedoras si tenemos en cuenta de los vaticinios del cambio climático y su supuesta aceleración, con emergencia incluída. En cualquier caso es lo que hay.
El objetivo del mismo es la caracterización de la variabilidad
interanual de la serie regional de precipitación diaria en la DHS en los
últimos 70 años.
El valor medio de la precipitación acumulada anual (abajo) en la DHS es de 342 mm con gran variabilidad interanual, con años por debajo de los 200 mm y otros por encima de los 500. Hay una ligera tendencia al alza, aunque no es significativa estadísticamente. Esta falta de tendencia a la disminución a escala anual entra en contradicción con las previsiones de cambio climático, que debería imponer un descenso de las mismas. A escala mensual se observa una tendencia negativa en junio (2 mm por década) y positiva en setiembre (2,4 mm por década), lo que parece indicar un desplazamiento estacional de la precipitación, con adelante del verano compensado por el adelanto del otoño.
La definición de día de precipitación es la de una precipitación media regional superior o igual a 1 mm. En la DHS el número medio anual de días es de 71.6. La tendencia de la serie anual muestra una disminución significativa de 2.3 días/década. Esta reducción se debe en gran medida al mayor descenso de estos episodios en los meses de junio (-0.6 días/década) y abril (-0.4 días/década) siendo ambos descensos significativos estadísticamente.
Para subsanar esto hay otro índice interesante que nos ofrece
información sobre la intensidad de las precipitaciones. Es el que mide el
porcentaje de la precipitación acumulada anual debido a la ocurrencia de
precipitaciones intensas. Se define como evento intenso aquel que sobrepasa el
95% de los días con precipitación. Para esta región es de 15.6 mm.
Aunque con gran variabilidad interanual el porcentaje de la
precipitación acumulada por eventos intensos respecto de la precipitación total
acumulada es del 22.8%. Hay un año
excepcional, el 2019, donde más de la mitad (57.5%) de la precipitación
acumulada en el año se debió a la ocurrencia de estos eventos. En cuanto a la
tendencia de este índice no se observa ningún cambio significativo a lo largo
del período considerado, en ninguna de las tres escalas temporales analizadas.
Se analiza también la cantidad total de precipitación
acumulada debido a estos eventos intensos. Los mayores acumulados se producen
en la estación del otoño. En cuanto a los acumulados mensuales hay una gran
irregularidad a lo largo de los años, siendo octubre el mes en el que se
registran cantidades superiores con mayor regularidad, aunque septiembre es el
mes en el que se han observado las mayores acumulaciones por estos eventos,
adquiriendo una gran relevancia el episodio del año 2019.
En los acumulados anuales por lluvias intensas también hay gran variabilidad, con acumulados máximos por encima de 250 mm, siendo la media anual de 89 mm. Si se analizan las tendencias de estas series tampoco se obtiene tendencia alguna, ni siquiera con el año excepcional de 2019.En conclusión, la serie no es suficientemente larga para detectar ninguna tendencia evidente ni hacia la sequía ni hacia la mayor frecuencia de eventos intensos. Los eventos de 2016 y 2019, que pueden ser puntuales, son los que "empujan" la estadística, pero para tal caso harían falta series centenarias para que fueran concluyentes.
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