El asunto del ozono se ha diseñado como ejemplarizante en relación al calentamiento global
De forma natural el ozono se forma en la estratosfera tropical y emigra hacia el resto de esa capa atmosférica planetaria. La teoría es que en las primaveras del hemisferio sur, en el aislado vórtice estratosférico polar antártico, una serie de reacciones catalizadas por el Cloro, extraído de sustancias contaminantes liquidan buena parte del ozono. En 1987, apoyándose en estas teorías, se prohibió el uso de determinados refrigerantes. La similitud con las actuales políticas "descarbonizadoras" es evidente, y tiene mucho que ver con los recientes informes de la Organización Meteorológica Mundial.
Según el más reciente informe del IPCC, la evolución de la concentración de las sustancias (parte de arriba de la figura) es la que se puede ver. La concentración fue aumentando en los años 50, 60 y 70 del pasado siglo hasta alcanzar sus máximos en torno al año 2000. Es decir, el efecto sobre la disminución de ozono debería haber estado subiendo durante la última mitad del siglo XX.
En cuanto a la evaluación del ozono estratosférico, dado que hay pocos datos, se suele referenciar con respecto al período 1964-1980, años en los que, especialmente por los datos de Arosa en Suiza, parece que se mantuvo constante, aunque ya las concentraciones de clorofluorocarbonados habían ascendido grandemente. A partir de los ochenta, y a nivel mundial, no solo polar, se produce una leve disminución de unos pocos por ciento de la concentración. El registro más largo del mundo del total de ozono proviene de Arosa en Suiza, iniciado en 1926, y no muestra un sustancial cambio de largo plazo antes de 1980 (Staehelin et al., 2018), lo que pone en un brete toda la teoría.
En cualquier caso, hoy en día y gracias a la intensa monitorización de las mediciones de gases atmosféricos en la Antártida y otros lugares conocemos desde los años ochenta con bastante precisión su evolución. Tanto la extensión en kilómetros del "agujero de ozono" (otro eufemismo manipulador, en realidad una disminución relativa), como el déficit de ozono en las fechas clave de primavera, tras alcanzar un máximo en torno al año 2000 están en constante recuperación desde hace unos años. La propia Organización Meteorológica Mundial reconoce en ciertos años la importancia de la variabilidad climática natural en las variaciones, que puede ser la auténtica causa detrás de las mismas.
En conclusión, desde un punto de vista científico no se prueba una relación cronológica entre el eventual período de disminución de la concentración de ozono con la propia variación de los componente que influyen teóricamente en su destrucción.
El protocolo de Montreal, por el cual se ataca el supuesto problema de los gases que destruyen la famosa capa de ozono atmosférica, se pretenden usar como ejemplo de como, partiendo de un cerrado conocimiento sobre un problema científico, se pueden tomar medidas coordinadas a nivel mundial para su solución. Evidentemente este ejemplo, según ellos, debería servir como ejemplo guía de lo que hacer para resolver la “emergencia climática” del cambio climático.
Esto es lo que expone el Grupo de Evaluación Científica del
Protocolo de Montreal, respaldado por las Naciones Unidas (léase mundialismo), aunque
para ello debe dejar claro que el conocimiento científico acerca del citado
supuesto problema del ozono está perfectamente falsado en los círculos de la
ciencia. Aunque para los legos en la materia, el asunto en realidad es bastante
abstruso, las divagaciones para convencernos de que la acción positiva de reducir
la concentración de gases ozonicidas (que en realidad prácticamente no ha comenzado)
está ya en marcha, no parecen corresponderse con la cronología de los datos. Y
mucho menos con los propios efectos en las concentraciones que puede ejercer la
variabilidad climática, como se reconoce.
https://csl.noaa.gov/assessments/ozone/2018/downloads/2018OzoneAssessment.pdf
Gracias por la información.
ResponderEliminar