El supuesto nulo efecto de la isla de calor sobre las series de temperaturas es un resultado de la prestidigitación estadística con falso formato científico
En una de sus elucubraciones sobre el calentamiento global, Maldito Clima, que se define a sí mismo como un espacio periodístico para luchar contra la desinformación sobre el cambio climático, pretende desprestigiar a los que aseguran (aseguramos) que el efecto de calentamiento generado artificialmente por los entornos construidos que rodean a los observatorios, y que a lo largo de los años han quedado subsumidos en el interior de ciudades, produce un efecto espurio en las mismas.
Según el IPCC, en cuya explicación se apoya Maldito Clima, el
efecto isla de calor si existe, pero las tendencias en un observatorio
urbano y en uno rural es el mismo: ¿Dónde está la trampa?. El truco consisten
en deformar el propio concepto de isla de calor y en segundo lugar considerarlo
como algo estático para despistar a los inadvertidos.
El efecto de isla de calor, con temperaturas progresivamente
más altas según crecen la ciudades, se han generado en casi todo el mundo en un
larguísimo proceso de urbanización que se produjo en gran medida desde el siglo
XIX, y especialmente durante la segunda mitad del siglo XX por la utilización
de materiales como el cemento y asfalto, grandes concentradores de calor, y por
la propia trama urbana moderna, con grandes edificios, muchas veces con altas
densidades, como por ejemplo en Madrid.
Un observatorio en el interior de una ciudad del siglo XIX, no solo era afectado por el propio crecimiento de la ciudad sino también por una ubicación inadecuada y una cercanía al mismo de materiales absorbentes del calor. Como ejemplo nos puede valer lo que ocurrió con el propio observatorio de El Retiro, localizado adecuadamente desde mediados del siglo XIX en la conocida zona ajardinada de la capital. La ciudad fue creciendo sobre todo en ciertas direcciones, pero el entorno este de ese parque permaneció con entorno rural hasta los años 50 del siglo XX. A finales de los años 50 y en los 60 se construyó el barrio de Moratalaz, quedando cerrado con cemento y asfalto todo el entorno del parque de El Retiro.
Para Maldito Clima esto es "Una narrativa dice que esto “exagera” el calentamiento global porque los termómetros que antes estaban en el campo ahora están dentro de las ciudades que han crecido, arrojando temperaturas más altas". "Esto es desinformación: tanto las ciudades como los entornos no urbanos muestran tendencias similares de aumento de temperatura. De hecho los propios estudios de AEMET sobre la temperatura media de España lo ha determinado".
Se pueden comparar las series de temperatura de los observatorios de El Retiro y el de Navacerrada (que no sufre de isla térmica urbana aunque puede tener otros problemas con los métodos de observación) para comprobar que, en los años de crecimiento urbano del entorno de El Retiro, se produjo una divergencia entre las mismas. Hay que explicar que cada huella de isla térmica es única y que hay dos efectos superpuestos: el del crecimiento general de una ciudad y los efectos térmicos de las superficies "contaminantes" cercanas a los propios sensores de la temperatura. Para mayor información ir a "Observatorios chapuceros".
La única explicación para que el IPCC justifique que series urbanas y no urbanas tengan las mismas tendencias solo puede basarse en la equívoca premisa de una ciudad sin crecimiento. No obstante, la mayor refutación se puede leer en los propios estudios sobre la temperatura de España realizada por AEMET.
En este documento se describe la forma de cómo se generan
las “rejillas” mensuales de alta resolución para el período 1961-2018 con los
datos de su banco de datos, una especie de interpolación. La idea es aprovechar
la mayor cantidad posible de datos del mismo. Es decir se utilizan no solo los
más evidentes de los observatorios principales como los de los aeropuertos o
capitales de provincia sino otros muchos que, aunque con numerosas lagunas,
abarcan muchas zonas poco pobladas de nuestro país. Luego se comparan con las
42 estaciones de referencia que se usaban antiguamente para la descripción del
clima. Es curioso observar las diferencias.
La comparativa de ambas series se analiza en el tomo 2:
Hay una gran diferencia en los valores medios, siendo más elevados los de las estaciones de referencia. Eso es obvio dada la diferencia de altitud media de ambas series, unos 300 metros mas de altitud en los de la generación de rejillas, dado que las de referencias suelen ser aeropuertos o ciudades: “Las diferencias de temperatura observadas son de alrededor de 1 ºC en la temperatura media de las máximas y sensiblemente mayor, ligeramente por encima de 1,5 ºC, para la temperatura media de las mínimas”.
Una de las cosas mas llamativas es la diferencia en las tendencias de temperatura que pasa de los 0,3ºC por década a los 0,2ºC, diferencia sustancial y que desmiente las premisas de Maldito Clima. Esta fuerte corrección de la tendencia de la temperatura de las últimas 6 décadas ponen en duda la propia precisión de las medidas de la misma, principal afirmación para justificar la existencia del calentamiento global.
Además, las diferencias de los valores medios se acentúan a partir del final de los años ochenta, justamente cuando se inició la progresiva sustitución de las observaciones con termómetros clásicos por mediciones con resistencia de platino. Esto genera distorsiones que ya he explicado en anteriores artículos.
En la figura de abajo, extraída de esas publicaciones, se contabilizan el número de estaciones de medida de la temperatura y también su modo de operación. Los que constan como diarios significa que la medida de las temperaturas máximas y mínimas (con las que se calcula la media) se hace una vez al día. Las que tienen datos horarios son estaciones automáticas con sensores de resistencia de platino que se fueron instalando a finales de los ochenta, sustituyendo progresivamente a las anteriores.
Si nos fijamos en la evolución comparativa de las máximas y mínimas podemos extraer nuevas conclusiones. La diferencia entre los valores medios que se obtienen con los dos métodos varía a lo largo del periodo estudiado, siendo más marcado el aumento de la diferencia en la temperatura media de las máximas que en la temperatura media de las mínimas (Figura 4 abajo).
En el caso de las mínimas, se observa un aumento de la diferencia en la segunda mitad de los años 1960, manteniéndose sin grandes variaciones a partir de 1971. En las máximas, en cambio, el aumento de la diferencia es más progresivo y prolongado, extendiéndose a lo largo de los años 1980 y 1990, mientras que la diferencia permanece aproximadamente constante al comienzo y al final del periodo analizado.
Todas estos razonamiento sobre los cambios en los métodos de observación de temperatura están desarrollados en anteriores artículos de este blog:
https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2017/08/olas-de-calor-y-termometros-desaforados.html
https://meteorologosenlaniebla.blogspot.com/2019/08/olas-de-calor-o-termometros-desaforados.html
Para concluir, comentar que los efectos espurios debidos a los inadecuados materiales que forman el entorno cercano de los sensores de temperatura requieren una atención especial. Repasando a vista de pájaro los observatorios oficiales, es fácil detectar una gran cantidad de los mismos con problemáticos emplazamientos y entornos.
Incluso algunos catalogados como no urbanos como Daroca (Zaragoza) o Villanueva de la Cañada, en realidad están rodeados de entornos fuertemente artificiales con carreteras o aparcamiento asfaltados, y construcciones.
Magnifica recopilación de datos que demuestran el sesgo calentólogo de estos verificadores, que se creen en poder de la verdad absoluta, y cuán lejos de ella están. Gracias Alejandro.
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