Verano tras verano se irán sucediendo los récords de temperatura en España pero se pueden atribuir en gran medida a los cambios de ubicación y en los métodos de observación
Hace unos días el observatorio oficial del aeropuerto de Burgos/Villafría alcanzó los 38ºC que es la máxima registrada en un mes de julio desde que observaciones allí (1943). Igualmente se suceden todos los veranos la retahíla de récords en estaciones, sobre todo las secundarias, que se atribuyen sin ninguna duda al calentamiento global antropogénico. Ya he comentado en dos anteriores artículos la problemática, nada obvia, de hacer una medida realmente científica de la temperatura del aire con precisión de una décima de grado. Queda claro en esos artículos cual es la naturaleza del problema.
Como es un observatorio que conozco muy bien, he seguido sus vicisitudes a lo largo de muchos años y me parece de interés analizar su caso y abstraer conclusiones con respecto a otras muchas estaciones de la red. Observando las temperaturas por encima de los 37,5º que se han registrado desde 1943, lo primero que llama la atención es la sucesión de períodos cálidos, años 40, fríos, 50 a 70, y el reciente período de veranos cálidos que comienza en los ochenta. Hasta el año 2003 la temperatura máxima de Villafría no pasó de 38ºC (1987), siendo en años del siglo XXI cuando parece que se alcanza valores que comienzan a acercarse a los 40ºC (38,8ºC), aún no siendo aún espectacular.
En estos casi 80 años el Observatorio (base aérea y ahora aeropuerto) ha sufrido cambios en su ubicación, aunque esta razón tal vez se la que menos peso tenga en los cambios de las observaciones. Hasta el comienzo del siglo XXI estuvo situado a 1 kilómetro de la actual ubicación tal como se muestra en la imagen de Googleearth. Es posible que hoy por hoy esté rodeado de superficies más proclives a sufrir un calentamiento mayor que la antigua, que estaba en las cercanías de un bosquecillo.
Pero los problemas habituales para medir con coherencia la temperatura del aire no son sólo los de la isla térmica urbana o los cambios de localización que, desde luego, pueden introducir un sesgo importante, sino en los cambios de instrumentación y abrigo meteorológicos. Las primeras fotos corresponden a las actuales garitas (de tipo Stevenson) que han ido sustituyendo a las anteriores de mayor tamaño que eran utilizadas oficialmente, y en concreto a la izquierda los alrededores y a la derecha un detalle de las instaladas en Burgos.
En un experimento realizado en Calamocha con garitas de ambos tamaños se estudió cual podía ser las diferencias medidas por ambas garitas. También hay que tener en cuenta que los antiguos termómetros de vidrio de máxima y mínima se han sustituido por sensores de resistencia. Estos sensores son de rápida respuesta en comparación con los de vidrio por lo que tienden a marcar máximas más altas (sobre todo en los meses cálidos) en unas cuantas décimas y mínimas más bajas. Las medias anuales se compensan pero los récords tienden a ser más habituales. Abajo se ve un detalle del experimento.
En el trabajo presentado en el International Journal of Climatology de 2015 Impact of two different size Stevenson screens on air temperature measured de Buisan et al. se pudo comprobar de forma precisa la naturaleza del sesgo de las actuales garitas. Calamocha desde luego no es el observatorio más cálido de España por lo que cabe sospechar que en los climas mas calurosos del sur de España, especialmente en verano, los sesgos pueden ser espectaculares. En este caso se llegó a detectar un sesgo en la máxima de verano (julio) de hasta 1,7ºC.
Sin entrar hoy en la incidencia que tiene este asunto en la medición de las temperaturas medias, queda claro que sumando los efectos de garita de medio tamaño y de sensores de resistencia, que se utilizan desde los años 90, el récord de temperatura del Observatorio de Burgos/Villafría podría alcanzar los 40ºC sin necesidad de la ayuda del calentamiento global. Resultados parecidos o incluso más llamativos se pueden extrapolar a casi toda la red de observación.
Ah, y de los 45,7° medidos en el aeropuerto de Granada en julio de 2017 o los 43,3° de julio de 2020 también es culpable la garita??
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