Los anuncios alarmistas de récords mundiales de calor esconden en su letra pequeña grandes carencias en las observaciones utilizadas
En una nueva muestra de desinformación la OMM afirma que estos tres últimos años seguidos
han marcado temperaturas récord desde el siglo XIX en la
superficie del planeta, y que inequívocamente atribuyen al efecto de la
contaminación humana. El abrumador mapa de abajo está hecho con colores deliberadamente cálidos. Imagino que la mayoría de los receptores de la noticia solo retendrán en su memoria el impacto colorido de la misma.
Pero la lectura detallada de la explicación del mismo refleja interesantes matices y verdades a medias con las que las mentes excépticas saben que se construyen las mentiras. Empecemos con el mapa basado en observaciones en superficie terrestre y oceánica con el que se afirma 2017 como uno de los tres más calurosos de la "Historia".
Se habla de era preindustrial sin aclarar que muy pocos países
tenían hasta hace unas décadas
observatorios meteorológicos propiamente dichos. En cuanto a los datos, incluso de los del presente, cabe dudar de su calidad como ya he hablado (y hablaré) en
algún artículo anterior.
Es decir, aparte de los errores de observación, mala y/o cambiante instrumentación, efectos de la urbanización, etc... hay que tener muy presente las carencias en la propia distribución de la observación. Como se ve abajo las estaciones en tierra, los típicos observatorios, eran bastante escasas hasta hace 60 o 70 años, tiempo insuficiente en sí para tener en cuenta cualquier variación. Por cierto, como se ve en el de la derecha el número total de observatorios disminuye drásticamente desde los años 60 del pasado siglo.
La OMM aclara en su informe que los datos usados para esta conclusión está basado en los archivos de todo el mundo acumulados por tres instituciones, NOAA, NASA y MetOffice/Hadley Centre. El tuneo de todo ese batiburrillo de datos dudosos e insuficientes se combinan con modelos para producir un completo reanálisis de la atmósfera. La OMM presume literalmente de que
"La combinación de observaciones con modelos hace posible estimar las temperaturas en cualquier lugar del globo y en cualquier momento, incluso en áreas con datos escasos como las regiones polares".
Es decir que si vamos a la fuente de los datos nos encontramos con el siguiente mapa que es bien expresivo de las carencias. Representa las anomalías de temperatura para el pasado diciembre de los datos basados en estaciones terrestres. En gris las zonas sin datos. No merece más comentarios.
En cuanto a las observaciones de los océanos, que cubren el 70 por ciento del planeta, el resultado no es mucho mejor:
Además se apoya el alarmismo en que el 2017 fue el año más cálido sin fase cálida de El Niño, que es sabido hace aumentar la temperatura de la atmósfera, aunque matiza que al principio y al final del año.
.
En realidad, durante buena parte del año predominó una situación que aunque no se puede calificar como El Niño intenso si fue de temperaturas por encima de lo normal en la zona tropical del Pacífico, como se ve abajo. Es sabido que las sucesivas fases frías cálidas o frías tardan meses en ejercer su influencia correspondiente en el planeta. La fase fría que comenzó al final del 2017 nos afectará este año 2018, más o menos según su intensidad.
Recordemos que hasta el comienzo de El Niño 2015 se hablaba de “La Pausa” período sin incremento de temperatura que ha sido borrado de los registros tras el tuneo correspondiente. La sucesión de fases frías más extendidas en el tiempo y más enérgicas han dominado todos esos años sobre las cálidas. Observemos las sucesivas anomalías del fenómeno:
Y comparémoslas con las temperaturas registradas por los satélites de la baja troposfera desde 1979. Las anomalías están en décimas de grado centígrado (a la izda). Los picos de los más recientes El Niño (fase cálida) son evidente. Las fases frías tienden a confundirse algo más en el registro. Difícil de atribuir al presunto calentamiento global de origen humano. Según la Universidad de Alabama (azul) o RSS (Remote Sensing Systems, en verde) el 2017 sería el tercero o cuarto año más cálido.
Para terminar, el informe pretende atribuir fenómenos extremos por el calentamiento
global en todo el mundo. Se apoya en una falacia fácilmente desmentible: el aumento de los gastos de las compañías de seguros. Se omiten que la relación de gastos por desastre tiene
más que ver con que los activos cada año son mas valiosos y se aseguran más.
Todo vale.
Mientras tanto, resulta imposible conseguir una simple tabla de las temperaturas medias anuales en un observatorio de Aemet de los últimos 20 años. Claro, mostraría que no hay calentamiento alguno.
ResponderEliminarEso sí, hablan continuamente de medias de España sin especificar como las calculan y hacen mapas llenos de colorines. Rigor científico cero que a los ignorantes no les importa en absoluto.
Y secretismo a la hora de ofrecer datos sin maquillaje.